Diferencias culturales en los actos de habla

Ha sido una suerte contar con la diversidad cultural que teníamos en nuestra aula (a pesar de que nos faltaran las coreanas…, a falta de ellas tuvimos a Santiago que nos mostró los deícticos de persona en japonés).
Gracias a esta diversidad cultural vimos, por ejemplo, las diferencias que hay entre culturas con respecto a los saludos, a las formas de agradecimiento…
En Francia y Alemania, por ejemplo, a diferencia que en España, está mal visto hablar en la sala de espera del hospital. Allí y es una falta de respeto, mientras que aquí no está mal visto, puesto que es una forma más para pasar el rato. Si está mal visto hablar en los hospitales, ya no digamos en los velatorios. Allí [apréciese la presencia de deícticos en nuestra explicación] los velatorios son algo muy serio, mientras que aquí, en Galicia, también son algo serio, pero más bien son una forma de reunión más.
Vimos también las dudas que tenían los alumnos extranjeros para saludar en muchas situaciones. Nos preguntaban que era lo que hacemos nosotros en ciertos casos, como por ejemplo la forma de saludar cuando vas por la calle.
Los cumpleaños también son diferentes según la cultura. Según nos contaron nuestras compañeras, en Alemania se le da más importancia a la fiesta, mientras que en Francia cobra más importancia la persona.
Un compañero nuestro nos comentó también que su abuelo es bretón y que no utiliza formas de agradecimiento, que en su lengua no es común decir “gracias”. Esto nos resultó curioso y también nos extrañó.
También hablamos (el día que dimos clase fuera) sobre los piropos y las formas de cortesía. A muchos compañeros Erasmus les extrañaban los piropos y nos preguntaron sobre ellos. Sobre las formas de cortesía llegamos a la conclusión que hay lenguas en las que son más frecuentes que en la nuestra. Esto no es que haya lenguas más cortesas que otras, sino que los hablantes culturalmente son más dados a utilizarlos. Cabe destacar también que las formas de cortesía se están perdiendo en las generaciones más jóvenes.
Como vemos, tener pluralidad cultural es algo enriquecedor, tanto para una parte como para la otra. Aportan muchas experiencias y nos ayudan a comprobar que en la lengua no hay sólo un código distinto, sino que también hay costumbres pragmáticas diferentes.